Me di cuenta de que todavía tengo
capacidad para generar sueños nuevos sola o en compañía, que no es tarde, que
aún hay vida.
Me di cuenta de que “hoy” vale una
fortuna, “ayer” fue lo que me hizo ser quién soy hoy con todos los errores y
logros y “mañana” es proyecto y no realidad
Me di cuenta de lo afortunada que soy de
poder disfrutar de mi casa, del silencio, de todo lo que me rodea sin importar
que me juzguen por introvertida o aburrida.
Me di cuenta de que mi ombligo ya más
arrugado no es el centro del universo hay otros que sufren, lloran, se angustian.
Somos varios, somos muchos, somos todos los que remamos, sufrimos, lloramos
como también en miles de momentos somos felices, reímos, festejamos y amamos.
Me di cuenta de que la vida siempre da
revancha y que siempre hay un hilo invisible desde el cielo que siempre te
sostiene y si te caes te levanta.
Me di cuenta de que los años pasan y aunque
mi imagen cambie, no cambia mi esencia, no cambia mi alma.
Me di cuenta de que hay que los “gracias”,
“te quiero” y “lo siento” son imprescindibles en esta vida que me sigue
enseñando
Me di cuenta de que tengo tanto de
agradecer por seguir caminando, respirando y aprendiendo
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