Pensamos que no hace falta, pero sí que
hace falta. Dar las gracias no solo revela educación y saber estar, también
revela reconocimiento, respecto ,pues de alguna
manera estamos mostrando lo que significa para nosotros las personas que nos lo
dan, y lo mucho que nos aportan.
No sólo eso, hay quienes
se dedican a curar enfermedades, otras a reparar los desperfectos de las
carreteras. Hay personas que cocinan para nosotros, que nos ponen la mesa, que
nos leen el menú del día, que nos sirven la comida, que conducen el autobús, o
fabrican el coche, con el que vamos al trabajo o a casa cada día. Siempre se
está hablando de realizar esfuerzos hercúleos para alcanzar la paz mundial,
pensando en algo para conseguirlo, pero para conseguirlo cuanto antes mejor. Es
como si quisiéramos llegar a la meta de una maratón sin dar los pasos
necesarios para recorrer los 42.195 metros que separan la salida de la meta.
Para recorrer esa
maratón es necesario dar miles de pequeños, y en apariencia insignificantes
pasos. Cada uno de estos pasos nos acerca un poco más al ansiado final, no
existen atajos ni fórmulas mágicas.
Para alcanzar esa paz
mundial es necesario comenzar hogar por hogar, con un gesto tan simple como dar
las gracias por aquello que otras personas hacen por nosotros. Paso a paso, tan
solo se trata de ser un poco mejores con los que más nos importan, e ir
ampliando ese círculo conforme mejoremos como persona.
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