Son muchas las fotos que esta pandemia
está dejando y hoy, precisamente, vi una que me llamó la atención. Es la de un
abrazo a entre una señora mayor y un hombre más joven, pudiendo suponer que
éste es algún familiar muy cercano.
Todo ello me llevó a pensar lo que esta mujer podía estar sintiendo en ese momento, rodeada de los brazos de un ser querido, entre ellos, un film de plástico. A pesar de todo y de la extraña separación física , estoy segura de que ambos disfrutaron de ese abrazo tan ansiado. Lo que me lleva a reflexionar sobre el poder del amor.
Cuando es un amor verdadero, da igual lo que pueda haber en el medio, lo
que pueda separar dos personas que se quieren. Ninguna separación física por
muy fuerte que sea tendrá la capacidad de interponerse. Sean kilómetros,
fronteras, océanos, montañas, muros, o como este caso mamparas de plástico.
Al someter el amor a análisis, los científicos
descubrieron que sus moléculas son la adrenalina, dopamina, serotonina,
oxitocina y vasopresina, todas substancias químicas que se liberan al sentir
esa emoción. Está es la explicación oficial científica, pero la que me gusta
más es que el Amor es la fuerza más increíble que pueda existir, la más
maravillosa y la más indispensable. Aleación de lo divino y lo inexplicable, de
lo inabarcable, infinito e intemporal. Es la fuerza
que mueve este mundo,tan poderosa porque emana de lo divino
y de la fuente principal de la vida.
Así que, ante algo tan inmensamente
poderoso, ¿qué poder tendrá un insignificante film de plástico?
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