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Camino a toda prisa por esta ajetreada vida, olvidando que tengo que
pararme para tomar aire y de paso recordar que existe un lugar
donde puedo descansar, un lugar que jamás me quitarán. Un rincón secreto
donde la quietud y la dulzura son buenas compañías. Ahí apretaré contra
mí la felicidad que siento, escucharé los susurros que la definen, un mar
de silencio me da cobijo, me rodea. Suspiro, aliviada, toda la carga
pesada ya no existe, desvaneciéndose en mis plegarias. Solo Tu sabes
escucharme, sé que lo haces, no contestas y tu silencio repleto de ternura es
tu respuesta, confío en ti porque sé que Tú quieres lo mejor para mí.
Estas aquí en mi corazón, más allá de su contorno, rellenando cada célula por
muy pequeña que sea, milagros de vida, átomos de dulzura y
paciencia que irradian de tu infinito amor. Acudo a ti buscando
ese abrazo cargado de perdón y de compasión, el que da sosiego a
mi alma
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